¿Te gusta escribir? ¡pues atento! Como bien sabrás, escribir es una cuestión de práctica, se aprenden las técnicas y hay que dejar que el ...

Escribe bien y escribirás bien.

¿Te gusta escribir? ¡pues atento!

Como bien sabrás, escribir es una cuestión de práctica, se aprenden las técnicas y hay que dejar que el tiempo vaya puliéndolas. Aunque seguiremos cometiendo errores, cada vez serán menos notorios.

Hay cosas que quizás en un curso de escritura creativa o redacción de texto no nos van a enseñar, estos son consejos que por ser muy pequeños o puntuales prefieren no colocar en el pensum.

Pero estos son los que al final le dan sazón a la escritura y la vuelven única. Hoy por ejemplo, quiero darles uno que aprendí en el proceso de escribir mi primer libro, (aún no lo tengo en Amazon, sino se los recomendaría), espero les sea de ayuda, pueden dejarme un comentario si quieren saber más. 

Consejo: Escribir bien desde el principio.

Ok, quizás alguno dirá: ¡es imposible!; pero no me refiero a escribir perfecto el primer manuscrito de tu novela, hablo de las notas y el bosquejo de la historia.

Cuando tenemos una idea, lo primero que debemos evitar es confiar en nuestro cerebro. Una forma es buscar la forma de escribir lo que se nos ocurrió inmediatamente suceda, sino la siguiente idea brillante que tengamos asesinará o mutilará a la que estaba antes.

 J.K. Rowling es conocida por escribir ideas de su libro Harry Potter en servilletas.

Mi recomendación es: lleva siempre contigo una libreta pequeña y un bolígrafo. Siempre que tengas una idea, por más sencilla que sea, desconfía de tus neuronas y dale trabajo a tu libreta; anota en ella todo lo que se te ocurra aunque no tenga nada que ver con tu historia actual.

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Por último, escribe bien las ideas desde el principio, no te apresures a escribir con una letra maltrecha porque quieres anotar todo de golpe, escribe con calma, y deja que la idea entre bien a la libreta y que esta pueda ser bien leída cuando la necesites; de lo contrario solo tendrás un puñado de hojas con garabatos que ni tú, ni un epigrafista, podrá interpretar.