Si has leído alguna vez el cuento de “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, sabes que había una cosa a la que tenía un miedo especial: Los Baobabs. Decía que el suelo de su pequeño planeta estaba infestado de semillas de este árbol. Las temía. Según él, si un baobab no se coge a tiempo, ya no es posible liberarse de él jamás. Porque obstruía todo su planeta, perforándolo con sus imponentes raíces. Crecían como monstruos gigantes con sus brazos enormes. Y si un planeta era tan pequeño como el suyo, entonces lo hacían estallar…
Resulta sin duda un dato curioso. Lo que pretendía sencillamente Saint Exupéry con esta imagen, era demostrarnos que siempre era mejor cultivar los pensamientos positivos. En este caso, el Principito sólo debía ocuparse de hacer crecer a su rosa, dejando a un lado esas ideas negativas y esos miedos que representaban, en esencia, los baobabs. Semillas terroríficas a las que ignorar, a las que no dejar crecer.
Pero, ¿por qué eligió precisamente Saint Exupéry a los Baobabs? Estamos seguros de que te va a encantar saber más cosas sobre estos árboles imponentes.
El babobab, un árbol maravilloso
Posiblemente Saínt- Exupéri eligió a los Baobabs por todos los mitos construidos alrededor de este árbol en el continente africano. Tal vez los vio desde arriba en sus múltiples vuelos durante su servicios en laSegunda Guerra Mundial. Vistos desde el cielo, asemejan sin duda gigantes inmensos emergiendo de una tierra árida, como bellas e imponentes criaturas de otro mundo.
Pero para los nativos, los Baobabs encierran en su corteza tanto el bien como el mal. Se dice que quien bebe agua de una zona donde hay semillas de baobab, jamás será atacado por un cocodrilo. Pero si osas arrancar una flor de sus ramas, morirás devorado por un león.
Si nunca has visto en persona un baobab, te diremos que puede llegar a medir 25 metros de altura. Con troncos de 10 metros de circunferencia son unas criaturas naturales que habitan en esa África continental tan llena de bellezas y contrastes. Se sabe que a lo largo del siglo XVIII muchos colonos decidieron llevar a sus países de origen semillas de Baobab, así pues, es frecuente verlos también en algunos lugares de Australia e incluso en las Barbados.
Y cuidado con sus semillas, porque tal y como decía el Principito, pueden llegar a ser muy poderosas. Son grandes, muy grandes y con forma de riñón. Son de color crema y están revestidas de una especie de pulpa carnosa. Puedes conservarlas de esta forma, hasta cinco años. Es increíble. Hay hasta 8 especies distintas de baobabs y cada cual es aún más impresionante; muchos de ellos dan una especie de frutos carnosos a modo de melón alargado muy apreciados por los africanos, a la que llaman comúnmente “pan de mono”.
Cuando un baobab alcanza los 200 años, empieza a adquirir forma de botella. Es la clásica imagen que todos conocemos. Siempre que el clima sea adecuado y con un suelo bien arenoso, este árbol puede llegar a vivir 1000 años. Pero la leyenda africana dice que hay muchos baobabs que cuentan ya con algo más de 4000 años. Son viejos observadores del mundo mortal, y como dicen los propios nativos, los Baobabs siempre han sido unos árboles demasiado orgullosos por su imponente estatura, tanto es así, que en numerosas ocasiones osaron desafiar a los propios dioses, hasta que finalmente éstos, los castigaron.
Les condenaron a crecer al revés. De ahí, que los baobabs, vistos desde lejos asemejen árboles con sus raíces fuera de la tierra. Asombroso, ¿verdad? Sea como sea, forman parte de la vida de muchos africanos, para ellos son también “los árboles de la vida”, por esos frutos maravillosos y medicinales que les aportan cada año. Cuando envejecen y se secan, los troncos de sus árboles sirven como gigantescos depósitos de agua, pudiendo guardar hasta 120.000 litros. Como curiosidad te diremos que en Johannesburgo, existe un bar construido en el interior de una corteza de baobab. Dentro, caben hasta 30 personas. Increíble.
Como ves, lejos de ser aterrador, el Baobab es un árbol asombroso. Siempre y cuando, tu planeta no sea tan pequeño como el del Principito, en ese caso, deberás luchar para que esas semillas, no crezcan jamás…
Fuente http://supercurioso.com/
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